sábado, 3 de octubre de 2009

SONIDO Y SILENCIO

La consciencia es un espejo donde se refleja la creación.
La manifestación es un reflejo.

Por sonido, coincidimos que se trata de vibraciones sonoras.
Por silencio, no puedo coincidir con la definición “ausencia de sonido”, porque es una histórica falacia. Silencio es una presencia.
La vibración sonora no esta separada de otras vibraciones. En realidad, el sonido es un segmento en la magnitud del total de las vibraciones. Lo que distingue a una vibración de otra es la velocidad. El sonido, la luz y o el núcleo del átomo, son diferentes solo en velocidad, pero toda cosa es energía vibrando.
Una vibración, es movimiento en un espacio-tiempo. Movimiento es la propiedad fundamental de la manifestación, sin movimiento no hay creación. El espejo, la consciencia, es el ojo del creador o algún componente de su óptica.
La meditación es el puente entre percepción y consciencia.

La música no esta limitada por la forma ni por la producción de sonido. Mas allá de la forma, es decir, de la cultura, la música no tiene forma. Mas allá de la producción de sonido, es decir, de las tecnologías milenarias, el sonido existe por si mismo.

La percepción capta el continuum de la naturaleza, de la cual, forma parte. La condición psicológica es un laberinto conceptual.

Los sistemas de gobiernos, son la aduana al pie del puente. Son un diseño de la energía impedidora. La respuesta esta fuera de la mente, la mente (El Ego), es la cuna del dolor.

No podemos hacer música si no sabemos escuchar. Para estudiar música hay que aprender a escuchar. Se puede decir también que hay que aprender a escucharse o aprender a estudiarse. Cuando hacemos un paso en este camino ingresamos al silencio. Si no somos conscientes del silencio no somos conscientes del sonido.
Se puede decir también, que hay impulso y movimiento. ¿Qué mueve tus pensamientos? ¿Por qué hacer música? Hay que entender que música no es el arte combinar los sonidos. Ni tampoco el moderno; “organización de sonido”. Esto último, lo creí durante años.
Hoy comprendo, que música es la relación sonido-silencio, como la existencia es la relación manifestado-inmanifestado.
El sonido no ES sin el Silencio.
Lo manifestado no ES sin lo inmanifestado.
La armonía no es entre consonante-disonante, la armonía es el silencio. Como lucidamente lo expreso J. Krisnamurti, “de momento a momento”. La armonía o silencio es de momento a momento.
La expresión “de momento a momento”, puedo comprenderla como el proceso de transformación. Tiempo y no-tiempo. Dentro del tiempo puede ser modal o atonal, minimal o dodecafónico. Dentro del Silencio solo puede ser unidad, ausencia de contradicción. Eso es el silencio: ausencia de contradicción.

Cuando planteamos el término dicción, planteamos la posibilidad de comunicación, cuando planteamos el término adicción, planteamos la imposibilidad de comunicación. Cuando planteo el termino contradicción (relativo al silencio), planteo la ausencia de conflicto de comunicación.
Para comprenderlo con más claridad, diré que dicción es la posibilidad de comunión, que adicción es la imposibilidad de comunión, y que contradicción es conflicto de comunión.

Si hay comunión no hay lengua.
Comunión es lo que trasciende la acción.

Por eso, adicto no es un término para designar solamente al dependiente de una sustancia, sino también al dependiente de un concepto. En el Arte esto es así, al menos en el Arte de un mundo que considere al silencio. Por eso los sistemas están construidos sobre conceptos de la misma manera que son utilizadas las sustancias. ¿Qué es un concepto? Un significado incompleto. ¿Qué es una sustancia? Un fantasma en la sangre.
Ahora bien: la música existe por el silencio.
También, el impulso trasciende la existencia.

¿Qué dijo J. Bach, L. Beethoven, Chopin, etc… etc… etc…?
¿Qué dijo Satie, Stravinsky, Piazzola, etc… etc… etc…?
¿Qué dijo R. Fripp, F. Glass, etc… etc… etc…?

El día y la noche son momentos del mismo movimiento.

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